Bolivia reconoce legalmente a la primera pareja gay
El matrimonio entre personas del mismo sexo aún no es legal en Bolivia, y la constitución del país define el matrimonio como entre un hombre y una mujer. Mientras tanto, los esfuerzos para legalizar las uniones civiles se han estancado repetidamente.
La batalla legal entre Aruquipa y Montaño comenzó en 2018 cuando el registro civil boliviano se negó a reconocer su unión, argumentando que el país no permitía los matrimonios entre personas del mismo sexo.
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El Tribunal Constitucional de Bolivia dictaminó en julio que el registro civil debe reconocer su relación como una unión libre. El tribunal también dictaminó que la constitución del país debe ser interpretada de manera que se ajuste a los derechos humanos y a las normas de igualdad.
Haciendo referencia a un dictamen de 2017 publicado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el tribunal constitucional dictaminó que todos los derechos de los que gozan las parejas del sexo opuesto deben otorgarse a las parejas del mismo sexo.
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Cinco meses después del fallo del tribunal, Aruquipa y Montaño finalmente tuvieron su relación reconocida legalmente el viernes.
"Es un paso inicial, pero lo que nos inspira es [el objetivo] de transformar la ley", dijo Aruquipa en una conferencia de prensa.
Tras el fallo del tribunal en julio, José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, dijo: "Las parejas de gays y lesbianas son parte integral del tejido social de Bolivia y merecen ser reconocidas por el Estado y sus instituciones.
"Todos los registros civiles de Bolivia deberían dejar de tratarlos como ciudadanos de segunda clase y empezar a reconocer sus sindicatos."
La pareja quedó desconsolada cuando el registro civil de Bolivia se negó a proceder a su solicitud de unión libre en 2018, diciéndoles que no existía ningún procedimiento que permitiera a las parejas del mismo sexo tener sus relaciones legalmente reconocidas.
Aruquipa y Montaño presentaron recursos administrativos en los que citaron las normas internacionales de derechos humanos, así como los principios constitucionales de no discriminación; sin embargo, en septiembre de 2019, el registro rechazó una vez más su solicitud.
El caso llegó finalmente al Tribunal Constitucional, que determinó que el registro civil había violado los derechos de la pareja a las debidas garantías procesales, ya que no tuvo en cuenta las obligaciones jurídicas internacionales del país.