El aumento de la represión y la violencia contra el LGTB+ es un signo de debilidad

Los actos cada vez más represivos y violentos contra las protestas civiles por parte de líderes autocráticos y regímenes militares de todo el mundo son signos de su desesperación y de su debilitamiento en el poder, afirma Human Rights Watch en su evaluación anual de los derechos humanos en todo el mundo.

En su informe mundial 2022, la organización de derechos humanos afirmó que los líderes autocráticos se enfrentaron a una importante reacción en 2021, con millones de personas que arriesgaron sus vidas al salir a la calle para desafiar la autoridad de los regímenes y exigir democracia.

Human Rights Watch dijo también que la aparición de partidos de la oposición dispuestos a dejar de lado sus diferencias políticas y formar alianzas para intentar destituir a gobiernos o líderes corruptos o represivos era otro signo de una tendencia hacia el debilitamiento del régimen autocrático.

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Como ejemplos de coaliciones de oposición "improbables", HRW señaló la República Checa, donde el primer ministro, Andrej Babiš, fue derrotado, e Israel, donde el primer ministro Benjamin Netanyahu llegó a su fin tras 12 años en el poder en 2021. También se han formado amplias alianzas de partidos de la oposición para desafiar a Viktor Orbán en Hungría y a Recep Tayyip Erdoğan en Turquía en futuras elecciones.

Manifestantes protestan en Budapest contra el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, tras la aprobación de otra ley anti-LGBTQ+ el pasado junio. Fotografía: Márton Mónus/Reuters

En un ensayo que introduce el informe de Human Rights Watch, que analiza la situación en países de todo el mundo, su director, Kenneth Roth, sostiene también que la creciente represión y las "abiertas farsas electorales" en países como Rusia y Nicaragua deben verse como un signo de debilidad, no de fortaleza.

"Existe la idea de que los autócratas se imponen y que la democracia está en declive, pero si se observan las tendencias de los derechos humanos en los últimos 12 meses, no parecen tan halagüeñas para los autócratas", dijo Roth.

"Se ha producido una avalancha de apoyo público a la democracia, con gente saliendo a la calle en China, Uganda, Polonia, Myanmar, a menudo arriesgando sus vidas para hacerlo, y en muchos otros lugares donde los regímenes represivos luchan por mantener su control.

"Aunque las acciones cada vez más violentas y regresivas de los regímenes represivos de todo el mundo pueden parecer una demostración de su fuerza, cada vez las vemos más como actos de desesperación", afirmó.

Mientras que en 2021 se produjo la toma del poder por parte de grupos armados en Myanmar y Afganistán, Roth dijo que no se había conseguido normalizar su gobierno ni someter a la población civil.

"Mientras vemos el derramamiento de sangre en las calles, también vemos a millones de personas que se niegan a aceptar la negación de sus derechos humanos y el fracaso de los gobernantes autocráticos para distraer a la población con políticas que atacan a las comunidades LGBTQ, el aborto o los derechos de las mujeres".

Sin embargo, afirmó que la democracia no prosperará sin un liderazgo más fuerte por parte de los gobiernos democráticos, que se centraron en las ganancias políticas a corto plazo durante 2021 y no abordaron los problemas más urgentes de la emergencia climática, la desigualdad, la injusticia racial y la pobreza.

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Human Rights Watch señaló que, a pesar de su alarmante historial de abusos contra los derechos, Estados Unidos seguía suministrando armas a países como Egipto, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. También señaló que la UE seguía buscando acuerdos de inversión con China, a pesar de que Pekín utilizaba a los uigures como mano de obra forzada.

"Promover la democracia significa defender las instituciones democráticas, como los tribunales independientes, los medios de comunicación libres, los parlamentos robustos y las sociedades civiles vibrantes, incluso cuando eso conlleva un escrutinio no deseado o desafíos a las políticas del ejecutivo", dijo Roth.