El discurso de Ryan Murphy en los Globos de Oro fue más que palabras
Ryan Murphy (izquierda) recibe el Premio Carol Burnett de manos del presentador Billy Porter.
(Crédito de la imagen: Rich Polk/NBC/Getty Images)
Allison Hope es una escritora cuyo trabajo ha aparecido en The New Yorker, The New York Times, The Washington Post, CNN, Slate y otros medios. Las opiniones expresadas aquí son las de la autora.
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Cuando Ryan Murphy aceptó el premio Carol Burnett en los Globos de Oro esta semana, no dio las gracias a su madre ni a Dios. Dio las gracias al galardonado actor gay Billy Porter, que entregó el premio a Murphy vestido con un trascendente esmoquin, y a la actriz trans MJ Rodriguez, que rompió barreras el año pasado en los Globos de Oro (no televisados) al ser la primera actriz trans en ganar un Globo de Oro.
Citando una letanía de sus logros, Murphy pasó a reconocer -por nombre y ciudad natal, como había hecho con Porter y Rodríguez- a Niecy Nash-Betts, Matt Bomer y Jeremy Pope. Los calificó de faro "de esperanza y progreso"."
El emotivo discurso de Murphy sobre la evolución de la representación de los homosexuales en el mundo del espectáculo -que comenzó instando a la sala de famosos a ponerse en pie y ofrecer a Rodríguez la ovación televisada que no había recibido el año pasado- fue un poderoso recordatorio de que a menudo se habla de los homosexuales cuando no están en la sala, de que durante mucho tiempo hemos trabajado y no hemos recibido el reconocimiento.
También fue un momento increíblemente inspirador, el queering de un importante acontecimiento de Hollywood, una puntuación de arco iris en un creciente grupo de obras artísticas, desde películas como "Tár" a programas como "Sort Of", que muestran el poder creativo de la narración y la expresión LGBTQ.
Está claro que la cultura está soportando -quizás por necesidad- el peso del progreso en estos momentos. El discurso de Murphy fue un punto especialmente brillante en un momento político cada vez más oscuro para los estadounidenses LGBTQ.
Una reciente encuesta de Pew Research muestra que la mayoría de los estadounidenses, incluida la mayoría de los republicanos y de los estadounidenses de raza negra, independientemente de su partido, creen que el género viene determinado por el sexo asignado al nacer, lo que complica los esfuerzos de la comunidad de defensa del colectivo LGBTQ para contraatacar la batería de proyectos de ley que bloquean el acceso de las personas trans a la atención sanitaria y al atletismo. Tampoco ayuda el hecho de que cada vez se hable más de la "detransición" de las personas trans, un hecho muy insignificante que se está explotando en las actuales guerras culturales para legislar en contra de los estadounidenses trans y LGBTQ.
Para el adolescente trans que siente que su gobierno no quiere que acceda a la atención sanitaria que necesita y que podría salvarle la vida, o el profesor queer que se ve obligado a ocultar la foto de su cónyuge en el trabajo o el niño con dos madres que teme ser acosado, o por el futuro de su familia, el panorama político se ha convertido en un campo de batalla. Los líderes de la extrema derecha están convirtiendo en armas las aulas y las consultas médicas, los campos de deporte y los espacios públicos de reunión.
Con este telón de fondo, estos momentos culturales -Rodríguez recibiendo una ovación en la vida real, Cate Blanchett interpretando a una protagonista poderosa y llena de defectos en la ficción- crean un respiro muy necesario. Dan a las personas LGBTQ la esperanza de que hay luz al final del túnel, de que se nos puede celebrar en la pantalla y fuera de ella, como seres humanos complejos, imperfectos y hermosos como todos los demás.
El esperanzador discurso de Murphy, que ensalza los modelos de conducta queer, contrasta con todo el vitriolo. Amplifica los recientes y continuos avances LGBTQ en la cultura pop y el entretenimiento.
El actor de "Stranger Things" de Netflix, Noah Schnapp, salió recientemente del armario en un vídeo de Tik Tok. La serie de HBO "Sort Of" tiene como protagonista al actor canadiense paquistaní Bilal Baig, no binario y queer, en el programa más fresco y extraño que he visto en mucho tiempo. (HBO comparte empresa matriz con CNN.) La rica y texturizada Tár,candidata al Oscar, es un paso trascendental en el desarrollo general de la representación de personajes queer. Por ejemplo, Blanchett en la impresionante "Carol" de 2015, que en su momento supuso un momento cinematográfico pionero en la representación de los homosexuales, pero que todavía estaba impregnada de la trama del trágico castigo por ser LGBTQ. El personaje de Blanchett, un ama de casa de los años 50 divorciada y en el armario en esta película basada en la novela de Patricia Highsmith "El precio de la sal", paga el precio definitivo por ser su verdadero yo cuando se ve envuelta en una aventura con una mujer (interpretada por Rooney Mara): la pérdida de la custodia de su hija.
Siete años más tarde, en "Tár", la misma magnífica actriz se enfrenta a una tragedia épica con una gran diferencia, y es que su perdición es obra suya, agnóstica de su condición de LGBTQ. La protagonista, Lydia Tar, es una compositora y músico brillante y maltratadora, que casualmente es lesbiana.
La evolución de Blanchett como lesbiana en la pantalla (le perdonaremos que no sea lesbiana en la vida real porque es Cate Blanchett) y el momento de Murphy en el candelero de los Globos de Oro esta semana demuestran que hemos llegado, que somos capaces de crear éxitos de taquilla que eleven la representación queer sin tener que recurrir a tropos o encasillamientos.
Vernos representados es un gran paso en la creación de la próxima generación de estadounidenses LGBTQ seguros de sí mismos y de sus familias, que sólo quieren sentirse seguros de sí mismos y de su vida cotidiana. Queda por ver si estos momentos son suficientes para dar un salto hacia la igualdad LGBTQ en un sentido más amplio, especialmente con el telón de fondo del panorama político estadounidense de derechas en su estado actual. "Es duro ser un niño LGBTQ en Estados Unidos, de hecho en todo el mundo", afirma Murphy, "A menudo te dicen que nunca llegarás a ser nada. Tienes que ocultar tu vida para sobrevivir. Pero para los niños que nos están viendo esta noche, les ofrezco a MJ y Billy y Niecy y Matt y Jeremy como ejemplos de posibilidades.
El éxito profesional de Murphy, junto con el de otras estrellas queer de Hollywood a las que honró con sus palabras, son testimonio de que hemos avanzado. Por mucho que las divisiones políticas amenacen con alejarnos del progreso, la cultura pop nos muestra que quizá, sólo quizá, es posible que hayamos llegado demasiado lejos como para volver atrás.