Entrevistamos al creador de la editorial Stonewall
LITERATURA MARIJOSE
Entrevistamos a Diego Manuel Béjar, creador de, entre otros proyectos, la editorial de temática gay Stonewall. ¿Ha llegado la revolución a las editoriales gays? Él mismo te lo cuenta ¡y con un montón de detalles!
- ¿Cómo surge la idea de montar una editorial tal y como está el mercado en general?
Realmente la idea viene ya de antiguo. Imagínate que, cuando se pensó en qué nombre poner al sello editorial, estaba claro que iba a ser Stonewall y no hubo que registrar la marca sino... ¡renovarla! Ya la había registrado diez años antes con la idea de crear una editorial LGTB. Lo que pasa es que hace diez años no tenía la experiencia ni los contactos necesarios, y hace unos meses se dieron todas las circunstancias para pensar que ya era el momento correcto.
Lo más gracioso es que seguramente el detonante de todo esto fue un bar. Gracias a la red social UniversoGay que dirijo, tengo contacto con distintas personas del mundo de la cultura y el arte. Cuando en 2009 monté el bar Lío, en pleno barrio de Chueca, con la idea de crear un punto de encuentro para la red social, no me imaginaba que iba a tener mucho más contacto con este mundo de la cultura. ¡Pero si la DJ era mi amiga la escritora Libertad Morán! De repente era normal estar charlando con escritores, que me contaban sus inquietudes sobre el mundo editorial: problemas para publicar, condiciones abusivas, falta de confianza en el editor... Y al final las conversaciones siempre acababan invitándome a ser yo quien creara una nueva editorial. "Tu que haces tantas cosas... ¿por qué no haces una editorial? ¡Yo publicaría contigo!", me decían. Y me acordaba de que hacía tiempo que quería montar una editorial y al mismo tiempo intentaba reprimir ese impulso tan tonto que tengo de meterme en todos los saraos.
A finales de 2010, después de cerrar el bar como consecuencia de la presión policial que hubo en Chueca, me sentía con mucha fuerza y energía, y el tema de montar la editorial seguía dándome vueltas en la cabeza. Y de repente, un día, como si tal cosa, me encuentro en el Facebook un mensaje de Carlos G. García lamentándose de que ninguna editorial quería publicar su novela. Resulta que soy fan de Carlos, a quien conocí por su blog e invité a colaborar en Universo Gay, con una columna relaciones de pareja que tiene mucho éxito, pero no sabía que también escribía novelas. El chico es tan discreto y tan humilde que no me había dicho nada. Así que le pedí que me enviara la novela. La leí, me enganchó desde el primer momento y el final de la novela me pilló justo en el metro, en el camino de la oficina a casa. ¡Tuve que sentarme en las escaleras de la estación porque no era capaz de esperar a conocer el final lo poco que me quedaba entre la estación y casa! El giro final inesperado, con esa sorprendete revelación, me tenía los pelos del brazo de punta, estaba totalmente sobrecogido y sin embargo al terminar la última página se me quedó en la cara una sonrisa de lo más estúpida y por todo el cuerpo un cosquilleo y una sensación optimista de lo más reconfortante. Carlos había escrito una comedia romántica maravillosa, con secreto a descubrir incorporado, que no caía en lo ñoño (¡odio lo ñoño!) ni abusaba del drama. Inmediatamente lo tuve clarísimo: ¡eso había que publicarlo! Y fue así como esa idea persistente y recurrente de montar una editorial se convirtió en una realidad por culpa de una novela. Mientras iba pidiendo presupuestos y haciendo mis cuentas (que por otra parte eran ruinosas, porque el mercado está fatal), me dediqué a ir haciendo la web de la editorial, anticipando temas de corrección y maquetación... y cuando comenté que si, que vale, que iba a montar la editorial... empezaron a llegar originales y ya a partir de ahí ha sido todo una especie de bola de nieve que acabó absorbiéndome todo el tiempo. Pero no me quejo, porque ha sido un proceso apasionante y muy bonito, sobre todo cuando ves cómo van saliendo las cosas y cómo esas ideas y esa fantasía se va conviertiendo en una realidad. Y cuando llega el momento en que ves los libros recien traidos de imprenta, eso no tiene nombre.
- ¿Puede más la pasión y el coraje que el miedo y la amenaza de crisis económica?
Es obvio que hay una crisis económica importante. Pero ya estaba un poco harto de escuchar siempre lo mismo. Cuando monté el bar había una crisis en el sector de la hostelería... y bueno, aún así conseguí que se llenara el bar. También hay una crisis en la publicidad, y este año ha sido está siendo el que mejor resultado me etá dando por publicidad en internet. Le preguntas a cualquiera sobre cualquier negocio, y hay una crisis que hace ese negocio inviable. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos quedamos quietos y no hacemos nada? La crisis es un problema, pero no el fin del mundo, ni tampoco puede ser un pretexto. En el sector editorial también está el tema del ebook y la piratería empieza a ser un problema cuando antes no lo era. Pero yo lo que veo es un reto que además pasa por la tecnología, donde tengo casi 15 años de experiencia.
Al margen de esto, yo creo que más que un tema de pasión y coraje es un asunto de cabezonería. Y francamente no creo que sea siquiera una virtud. Muchas veces es un problema, que a veces da satisfacciones como esta. No obstante, personalmente el mundo editorial siempre me ha atraído (hace 10 años me dedicaba a editar revistas), por cómo cada libro es toda una aventura y todo un proceso que empieza literalmente con la palabra, y acaba en un producto que se puede tocar, que se distribuye y aporta algo a la gente y sobre todo a la sociedad.
- ¿Cómo queréis que se reconozca a Stonewall como editorial, en pocas palabras?
Queremos ser reconocidos como una editorial especializada en reflejar la realidad del colectivo LGTB, con una apuesta clara por la calidad, que cuida y se preocupa por los autores, que se esfuerza por difundir las obras, que a la hora de evaluar la publicación de un nuevo libro no hace cuentas ni previsiones de ventas sino que se plantea si realmente ese libro aporta algo positivo, y con un compromiso claro tanto social como cultural.
- ¿Qué aporta la editorial dentro de ese compromiso social y cultural?
De entrada hemos creado el I Premio Stonewall de Literatura LGTB, con una dotación económica de 2.000 euros para el primer premio y 1.000 para el segundo. No es mucho, pero desde luego es más que otros premios, y estando tan al principio del proyecto siempre prefiero algo que pueda mantener que ofrecer cosas que luego no pueda cumplir. La idea es que para el año que viene esa dotación sea mayor. En cualquier caso, aunque el premio no sea el mayor, el porcentaje que ofrecemos en nuestros contratos por derechos de autor si es significativamente mejor que el que se ofrece en otros premios.
También estamos trabajando en la organización de un Foro de Literatura LGTB, que sirva de punto de encuentro para escritores de todo el país. Pero aparte del trabajo que requiere también es una inversión de dinero importante que ahora mismo no podemos permitirnos, y tampoco hay muchas ayudas, así que estamos hablando con ayuntamientos y buscando patrocinadores, y eso es lento. ¡Muy lento!
- ¿Qué tipo de escritores van a tener cabida en vuestro catálogo?
Todo tipo de escritores. De hecho la idea era buscar autores noveles, pero paradójicamente lo que más nos llegan son novelas de autores con obra publicada. Aunque realmente no seleccionamos autores, sino obras. Y el tipo de obra que publicamos son novelas y ensayos (sobre todo novela) donde se muestre la experiencia LGTB o donde se aporten nuevos referentes.
- ¿Queréis marcar alguna diferencia concreta con otras editoriales afines al mundo gay?
Creo que lo principal, que nos diferenciaría con respecto a la mayoría de las editoriales en general, es primar el valor de la obra frente a estimaciones económicas. Si la obra es buena se publica, aunque tal vez no vaya a tener muchas ventas. Queremos ser una editorial de calidad literaria, no necesariamente de grandes ventas. Claro que esperamos que la gente sepa apreciar la calidad de nuestros libros y eso repercuta en una mayor difusión de las obras, para poder continuar con la editorial.
Otra diferencia es que no tenemos colecciones. Aunque la tendencia general sea diferenciar entre "literatura para lesbianas" y "literatura para gays", lo primero que pensé es que los libros no son para una identidad o un género concreto. Es literatura. Publicamos literatura que cualquiera puede leer y que va a transmitir sensaciones a todo el mundo, con el componente común de que muestran experiencias LGTB. De esta manera para un lector heterosexual le supondrá un ejercicio de visibilidad, y a un lector homosexual o bisexual le aportará unos referentes o unas experiencias en las que poder sentirse reflejado de manera natural. Por eso en lugar de colecciones tenemos un código de colores que no indican la identidad ni el género del supuesto lector al que se dirije, ni una temática, sino que aporta una idea de las sensaciones que transmite cuando lees el libro.
- Empezáis con tres autores muy variopintos y diferentes entre sí.
Si, hemos tenido suerte de poder empezar con una selección de autores que fueran reflejo de la diversidad que queremos mostrar. Carlos G. García nos muestra en Entrada + Consumición una comedia romántica donde dosifica muy inteligentemente el humor, el amor y el drama, que va mucho más allá del chico conoce chico. Mónica Martín ofrece en Títeres un thriller empresarial y familiar protagonizado por una lesbiana que retoma su pasado para encontrarse con su futuro. Didí Escobart nos presenta en El retorno de la petarda perfecta un conjunto de textos para desternillarse de risa, con ilustraciones de La Rata de Antequera y cubierta de Kiko Alcázar, en donde abundan las referencias a la cultura trash al tiempo que se hace un homenaje al petardeo y a las petardas.
También ha sido todo un honor que estos primeros libros hayan estado prologados por la escritora Libertad Morán, la escritora Susana Hernández y el músico Nacho Canut, respectivamente.
- ¿Es dificil distribuir este tipo de libros?
El primer inconveniente que tienes es que mucha gente asocia homosexualidad con el sexo. Y en parte es lógico, porque homosexualidad es... una forma de sexualidad. Por eso prefiero LGTB o gay (gay en sentido anglosajón, tanto para chicos como para chicas y se pronuncia más fácil que un conjunto de iniciales que además cada cual ordena de una forma distinta). Porque yo soy gay desde siempre. Soy gay aunque no tuviera relaciones sexuales. Era gay cuando era virgen. Porque es un conjunto de experiencias, de sentimientos... que transcienden mucho más de lo sexual (que por otra parte también está genial, pero no es el todo). Si no me da un infarto antes y resulta que llevo a viejo, a muy viejo, yo seguiré siendo gay aún después de estar diez años sin líbido alguna (espero no acabar siendo un viejo verde). Y la literatura LGTB no tiene por qué ser erótica ni sexual, necesariamente. Pero claro, intenta explicárselo al responsable de compra de libros de Carrefour, por decir algo.
Por lo demás, hemos tenido muy buena recepción por parte de las librerías pequeñas, las de toda la vida. Obviamente todas las librerías especializadas en temática LGTB se han interesado, en Madrid tanto Berkana como A Different Life tienen los libros en el escaparate. Pero también muchas otras librerías, y eso es muy importante y gratificante.
En nuestra web tenemos una sección donde indicamos dónde se venden nuestros libros, en la que destacamos la posibilidad de comprarlos por internet. Sin embargo, mucha gente todavía desconoce que puede ir a la librería física más cercana y pedir cualquier libro, que si existe se lo van a conseguir en un par de días a lo sumo y, por la ley del libro, sin incremento de precio.
Fuera de España van a estar accesibles en Argentina, México, Colombia, Estados Unidos... aunque para abaratar costes se envían en lotes por barco y tardan en llegar.
- ¿Cuáles son vuestros planes para el futuro inmediato?
El plan más inmediato es que toda la gente que está leyendo esta entrevista lo deje todo ya mismo para ir corriendo a comprar sus libros de Stonewall, o al menos aquellos con los que encuentre más afinidad. Hablando en serio, lo más importante es que la gente mantenga esa buena imagen con la que ya contamos y que ha sido toda una suerte, pero también fruto de mucho trabajo que no se acaba nunca. Que el tiempo y la experiencia demuestre que efectivamente apostamos por la calidad literaria y técnica, de manera que cada vez que salga un nuevo libro de Stonewall la gente sepa que la temática concreta de ese libro le puede gustar o no (para ese tipo de decisiones está la información de contracubierta), pero que en cualquier caso será un buen libro.