Bangkok, capital del país de la sonrisa, es una de las ciudades con mayor encanto clásico-moderno debido a la originalidad de la capital y a las comodidades y facilidades que ofrece a todo viajero, sin contar con los lujosos y altos edificios que se pueden encontrar. Enamorarse de cada uno de los rincones de la ciudad cosmopolita por excelencia es tarea fácil pero aún más cuando la sonrisa de sus 10 millones de habitantes reciben a turistas de todo el mundo y sobre todo, personas del colectivo LGBT que apuestan por Tailandia como el destino perfecto para disfrutar de sus vacaciones.

En Bangkok, se encuentra un gran contraste y numerosas atracciones turísticas, desde los exóticos templos con su arraigada historia budista hasta los centros comerciales más modernos.

Pero también, los grandes espacios, la hospitalidad de sus habitantes, sus calles vibrantes y llenas de vida y su gastronomía que todo chef prepara con tanto mimo son solo algunas de las sorpresas garantizadas para todo viajero. Es un destino turístico que desprende una energía insaciable para todos, hay un sinfín de opciones culturales y de ocio.

La visita al Palacio Real, situado en el corazón de Rattanakosin, el Templo del Buda Esmeralda (Wat Phra Kaeo), el Templo del Amanecer (Wat Arun) y Wat Pho, aquel que acoge al gran Buda reclinado con unas dimensiones de 46 metros de largo y 15 de alto, son algunos de los imprescindibles para visitar.

Bangkok es una ciudad que permite realizar todo tipo de actividades que se catalogarán como fascinantes, desde las más tradicionales que acoge a la perfección toda la esencia tailandesa hasta las más modernas que permitan “quemar la tarjeta”.