¿Existe un saludo gay secreto?
¿Cuál es el saludo GAY secreto? Así se reconocen los gays unos a otros.
¿Cómo saber si alguien es gay? A veces es tan fácil como abrir Grindr, averiguar qué escucha o qué fotos salen en sus relacionados de Instagram, pero esto es hoy en día, en un mundo más abierto de mente a la homosexualidad y en el que las nuevas tecnologías nos han facilitado un poco las cosas al colectivo LGBT. Ya no tenemos por qué sentirnos solos en el mundo y sentirnos unos bichos raros, porque gracias a internet podemos descubrir las experiencias y vivencias de otras personas que están pasando o han pasado por cosas similares a nosotros, ya sea al salir del armario o al tener nuestras primeras relaciones gays.
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¿Qué pasaba en el pasado? Que sin smartphones ni internet y siendo la homosexualidad algo muy mal visto en general en la sociedad la comunicación entre gays era algo mucho más complejo. ¿Existe un saludo gay secreto? No nos referimos a mover la mano y soltar purpurina gritando "¡holiii!", sino a algo más sutil y a cierto lenguaje no verbal que se usaba hace años. Así se buscaban los gays unos a otros hace no tantos años.
Habrás oído muchas cosas: desde lo de estrechar la mano con solo dos dedos a aquello de que hay una oreja del pendiente gay, con un código que determinaba que si se había puesto un pendiente en la oreja derecha significa que era homosexual. Cuántos heteros macarras preocupados por decidir en qué lado había que ponerse el piercing para no confundir a nadie...
Lo que sí es cierto y que todo gay debería conocer (hay que estudiar un poco de historia LGBT, queridos lectores) es lo del código del pañuelo. En los años 70 según en qué bolsillo te pusieras un pañuelo estabas dejando claras cuáles eran tus preferencias en el sexo. Un solo pañuelo de color rojo servía para distinguir a activos y pasivos, aunque con el tiempo este código se complicó añadiendo otros colores y mensajes a transmitir con ellos. También estaba el código de las llaves: llevar un llavero colgando a la derecha era el mensaje para decir que eras pasivo, mientras que si querías decir que eras activo las llaves tenían que colgar a tu izquierda.
Por supuesto también existían ciertas prendas y estilismos para dejar claro que eras gay, sin llegar a travestirse ni lucir ropas demasiado llamativas en aquellos tiempos convulsos. Estos códigos de saludo gay eran el Grindr de aquellos años, especialmente en el Castro de San Francisco hace ya casi 50 años: no necesitabas pedir foto de cara, ya que lo veías todo a simple vista y sabías si aquel hombre era gay y si era activo o pasivo o qué tipo de actividades quería desarrollar en el sexo entre hombres. En cuanto a las prendas y complementos, por aquella época el gay medio empezaba a reivindicar su masculinidad con camisas de franela, pantalones vaqueros, sudaderas con cremallera, brazaletes en la muñeca, pantalones de deporte ultracortos y muy ceñidos para dejar poco a la imaginación, camisetas de tirantes blancas, calcetines blancos con zapatillas de deporte y, por supuesto, el cuero y el look de motorista que tan instaurado dejó Tom Of Finland, o unos cuantos años después los Village People.
El pelo largo, las barbas, los tirantes, los colgantes, los anillos y el cinturón con un look de cowboy trasnochado también eran complementos de una imaginería gay que se ha quedado grabada en nuestras memorias. Un saludo gay, un vocabulario no hablado que forma parte del pasado pero que merece la pena recordar.