Falsos mitos sobre el sexo anal
Estos son los FALSOS MITOS sobre el SEXO ANAL.
El sexo anal es el tipo de penetración más practicado entre los gays por razones obvias. También es evidente que no es exclusivo de hombres y las parejas heterosexuales también pueden practicarlo. De hecho, con que cuentes con un ano (es decir, todo el mundo) ya es suficiente para que puedas disfrutar del sexo anal.
4 falsos mitos sobre el sexo oral gay
Falsos mitos sobre erecciones
Eso sí, también es un tipo de penetración lleno de prejuicios y mentiras, por eso hoy vamos a recopilar unos cuantos mitos sobre el sexo anal para aclararnos un poco la mente sobre ello.
Falsos mitos del sexo anal
El sexo anal es sucio
Será lo primero que te digan, lo que muchos piensen y la excusa de la gran mayoría de sus detractores para intentar evitar que la gente practique sexo anal. Es ridículo porque la suciedad depende de tu nivel de higiene. Es evidente que en una zona como el culo es importante realizar un buen trabajo de lavado (recomendable en la ducha, con el telefonillo y un buen chorro a temperatura templada). Si haces todo esto, el sexo anal nunca será sucio.
El sexo anal es antinatural
Ridículo. ¿Qué es natural? ¿Lo definimos? Porque entonces nos encontraremos ante un debate religioso en el que no entraremos ahora. El sexo anal es tan natural como cualquier otro tipo de sexo placentero. El sexo es placer, no solo es reproducción, y eso ya lo tenemos superado, así que no volvamos décadas atrás, por favor.
El sexo anal provoca fisuras e insuficiencia en el recto
Seguro que has oído o leído historias de que si practicas mucho sexo anal, el ano se dilata y vas a necesitar un pañal el resto de tu vida. Eso es mentira. Son muchas otras las enfermedades que te pueden causar insuficiencia anal, como es la diabetes, esclerosis múltiple o un derrame cerebral, pero practicar sexo anal, no.
El sexo anal causa cáncer
¡Mentira! Esta loca teoría que han hecho suya colectivos homófobos es una enorme mentira. Lo único importante con el sexo anal es cuidar de no hacerlo sin protección para evitar infecciones de transmisión sexual.