Krasnik, la ciudad polaca libre de LGTB en ruina financiera
La vida se te viene encima cuando eres el alcalde de una ciudad polaca "libre de LGBT" que se enfrenta a la ruina financiera por una declaración pública de homofobia.
La pequeña comunidad de Krasnik, en el este de Polonia, fue una de las primeras del país en firmar una declaración contra los derechos LGBT+ en mayo de 2019.
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Pocos prestaron atención a la maniobra política de entonces, y el alcalde Wojciech Wilk no vio mucho daño en lo que parecía ser un "gesto simbólico y legalmente inútil".
A él le parecía un soplo gratuito para los conservadores de la región rural y religiosa, pero pronto se daría cuenta de que le saldría muy caro.
La declaración ha convertido "nuestra ciudad en un sinónimo de homofobia", dijo, una reputación que insistió en que no era exacta.
"Nos hemos convertido en el hazmerreír de Europa, y son los ciudadanos y no los políticos locales los que más han sufrido".
El alcalde dice que ahora está luchando por contener los daños, ya que el compromiso de la ciudad con la intolerancia pone en peligro millones de dólares de financiación extranjera.
Anteriormente, Krasnik recibió miles de euros de la UE en el marco de un lucrativo programa de hermanamiento, pero éste se agotó rápidamente cuando una ciudad francesa rompió la relación en señal de protesta.
Entonces, el alcalde tuvo que despedirse de casi 38.184500 z艂 (10 millones de dólares) de financiación para proyectos de desarrollo, que esperaba obtener de Noruega hasta que esta se negó a conceder subvenciones a cualquier ciudad "libre de LGBT".
Al alcalde le preocupa que, a menos que se anule la condición de "libre de LGBT" de su ciudad, tenga pocas posibilidades de conseguir fondos extranjeros para financiar autobuses eléctricos y programas para jóvenes.
Estos programas para jóvenes son especialmente importantes, explicó, porque los jóvenes "siguen marchándose". No sabemos por qué.
Ahora está presionando a los concejales para que deroguen la resolución de Krasnik, pero se enfrenta a una ardua batalla después de que la ciudad se obstinara en mantenerla en septiembre del año pasado.
Un lugareño, Jan Chamara, de 73 años, dijo que prefería vivir con una dieta de sólo patatas que ceder a la presión económica del exterior para derogar la resolución.
"No quiero su dinero", dijo, admitiendo que nunca ha visto a personas homosexuales en Krasnik, pero que aun así consideraba necesario tomar precauciones. "Sobreviviremos".
El alcalde, sin embargo, tiene más dudas sobre las perspectivas de la ciudad.
"Mi posición es clara: quiero que se derogue esta resolución", dijo Wilk, no porque realmente apoye los derechos LGBT+, sino "porque es perjudicial para la ciudad y sus habitantes".