La activista que arroj贸 sopa sobre Van Gogh pide ayuda a las personas queer
Los activistas de Just Stop Oil que arrojaron sopa sobre los "Girasoles" de Van Gogh no se han dejado intimidar por los insultos de la derecha anti-LGBTQ+ que siguieron a su protesta.
Anna Holland, de 20 años, saltó a los titulares de todo el mundo cuando, junto con su compañera activista Phoebe Plummer, lanzaron una lata de sopa contra "Girasoles", que vale 76 millones de libras y está protegido por un cristal.
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Aunque Holland esperaba reacciones negativas a la maniobra, de la que se hicieron eco los principales medios de comunicación, desde la BBC al New York Times, había dos cosas que no esperaba.
En primer lugar, que la acción inspiraría a activistas climáticos de todo el mundo, desde el lanzamiento de puré de patata a un Monet en Alemania hasta activistas canadienses que arrojaron jarabe de arce en la Galería de Arte de Vancouver.
La segunda era el nivel de odio anti-LGBTQ+ del que serían objeto.
"Si me dieran una libra por cada comentario que he recibido desde la acción basada en mi homosexualidad, podría pagar mis facturas de energía", dice Holland.
"Cuando la prensa de derechas se centra mucho en mi homosexualidad y en la de Phoebe, es una forma de intentar ridiculizarnos como individuos, y por tanto de ridiculizar nuestra acción, y por tanto de ridiculizar Just Stop Oil en general".
Y añaden: "Realmente ha sacado a la superficie la facilidad con la que la gente recurre a comentarios homófobos y a la homofobia en general, cuando están enfadados contigo, y cuando haces algo públicamente para provocar ese enfado".
Resulta irónico porque, como explica Holland, las personas queer se encuentran entre las minorías más afectadas por la crisis climática.
"Ha sido una tendencia común a lo largo de la historia, siempre que ocurre algún tipo de desastre o destrucción masiva, las minorías sufren peor por ello".
Al igual que en la crisis climática en general, esto se pondrá pronto de manifiesto cuando el Reino Unido se enfrente a una crisis energética invernal, añade Holland.
"Dos tercios de las familias británicas se verán abocadas a la pobreza energética. Vamos a ver cómo la gente se ve obligada a elegir entre calentar su casa o alimentarse a sí misma y a sus hijos.
"Y teniendo en cuenta cuántas personas queer ya se están viendo obligadas a quedarse sin hogar, obligadas a vivir en situaciones peligrosas... las personas queer que ya tienen un acceso increíblemente limitado a instalaciones como los bancos de alimentos van a sufrir aún más".
Nunca ha habido un acto de resistencia civil que no haya suscitado polémica y reacciones violentas.
Anna Holland
La petición de Just Stop Oil es sencilla: que el gobierno británico ponga fin a la producción y concesión de licencias de combustibles fósiles. La maniobra de Van Gogh pretendía escandalizar y suscitar un debate sobre el valor de la vida en nuestro planeta frente al de las cosas materiales, y se diseñó para obtener "una cobertura masiva y también una controversia masiva".
"Porque, como la historia nos ha demostrado, nunca ha habido un acto de resistencia civil que no se haya enfrentado a la controversia y a la reacción violenta. Pero eso no significa que no hayan tenido éxito", añade Holland.
Los homosexuales siempre se han enfrentado a la injusticia
Oliver Clegg, de 19 años, también es activista de Just Stop Oil. Conoció el grupo a través de su participación en Extinction Rebellion, y ha participado en varias acciones, como invasiones de campos de fútbol y bloqueos de carreteras.
Considera que la comunidad LGBTQ+ está especialmente motivada para luchar contra la crisis climática porque estar a la vanguardia de los movimientos activistas está "en nuestros huesos".
"Siempre ha ocurrido que las personas queer se han enfrentado a la injusticia", afirma Clegg.
"Obviamente, en los casos de homofobia, transfobia, sida, lucha por el matrimonio igualitario, pero también se dio el caso de que había gente queer al frente de la lucha por los derechos civiles de los negros. Y siempre que ha habido injusticia, ha habido personas queer que han estado al frente, luchando contra ella. Creo que está en nuestros huesos como personas queer ver la injusticia y plantarle cara.
"Es como parte de esa tradición continuada que vemos la crisis climática, vemos uno de los mayores desastres, y no nos quedamos sentados mientras ocurre, luchamos, hacemos algo".
Con el aumento vertiginoso de los delitos de odio contra las personas LGBTQ+ y las recientes revelaciones sobre la homofobia institucional en los servicios que se supone deben protegernos, sería comprensible que activistas queer como Holland y Clegg temieran que sus audaces acciones acabaran en detención.
Pero, como dice Holland: Cuando comparas ese miedo con mi temor a la crisis climática, y el hecho de que este año hayamos tenido la peor sequía en 500 años, que ha destruido un tercio de nuestra cosecha de trigo y la mitad de la de patatas, el hecho de que el año que viene nos enfrentemos potencialmente a una escasez masiva de alimentos, cuando los científicos han predicho que nos quedaremos sin agua potable en 2040... No veo un futuro para mí más allá de los próximos años, más allá de la próxima década, potencialmente".
Clegg dice: "Es una expresión tan poderosa de nuestra "queerness" emprender acciones directas".
Holland está de acuerdo: "Tenemos que traducir nuestra rabia en acción. Como nos demuestra nuestra propia historia personal como personas queer, así es como conseguimos que se hagan las cosas. Así es como recuperamos nuestros derechos. Así es como ganamos el derecho a un futuro".
Así que incluso si tu forma de actuar es simplemente publicar más sobre los problemas en tus redes sociales, o si tu forma de actuar es hacer algo tan imprudente como arrojar sopa de tomate a un cuadro, sea cual sea tu forma de actuar, hay que tomarla".
"No importa el miedo que me dé que me detengan, porque lo que pasará si no lucho, y si no ganamos, me da mucho más miedo".