Lindsay Lohan le debe pasta hasta al instalador del equipo de música
YO CREO QUE LO SUYO YA ES ADICCIÓN
[caption id="attachment_4374" align="alignnone" width="650" caption="Poker face"]
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De nuevo volvemos a oír hablar de Lindsay Lohan, esa gran desconocida. Y es que nunca nos aburriremos de comentar las denuncias que siguen llegándole a casa y los posibles nuevos encarcelamientos y problemas con la ley. Esto en otra persona, sería un acto cruel. Pero con la Lohan, es que ya roza el cinismo lo suyo.
Un sujeto llamado Stephen Clark ha demandado a la protagonista de "Chicas malas" porque asegura que instaló un equipo de sonido en la casa de Lindsay hace unos meses y la pelirroja se ha negado a pagarle por ello. Clark solamente pide 1,180 dolares por su trabajo.
¿1,180 dólares, Lindsay? Con la pasta que tendrás ahí acumulada, niña (o no, claro, porque ya a estas alturas y con tantas deudas con la ley, el famoseo a lo mejor no la está sirviendo de mucho...).
El caso es que por esta chorrada, que para ella supone un verdadero dilema moral (pagar o no pagar, esa es la cuestión), corre peligro de arrastrar una nueva denuncia o volver a encontrarse con sus colegas en Chirona (siempre había querido decir esa expresión).
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De nuevo volvemos a oír hablar de Lindsay Lohan, esa gran desconocida. Y es que nunca nos aburriremos de comentar las denuncias que siguen llegándole a casa y los posibles nuevos encarcelamientos y problemas con la ley. Esto en otra persona, sería un acto cruel. Pero con la Lohan, es que ya roza el cinismo lo suyo.
Un sujeto llamado Stephen Clark ha demandado a la protagonista de "Chicas malas" porque asegura que instaló un equipo de sonido en la casa de Lindsay hace unos meses y la pelirroja se ha negado a pagarle por ello. Clark solamente pide 1,180 dolares por su trabajo.
¿1,180 dólares, Lindsay? Con la pasta que tendrás ahí acumulada, niña (o no, claro, porque ya a estas alturas y con tantas deudas con la ley, el famoseo a lo mejor no la está sirviendo de mucho...).
El caso es que por esta chorrada, que para ella supone un verdadero dilema moral (pagar o no pagar, esa es la cuestión), corre peligro de arrastrar una nueva denuncia o volver a encontrarse con sus colegas en Chirona (siempre había querido decir esa expresión).
