Lo siento, intolerantes, los transexuales siempre existirán, y el informe Cass no lo cambia".

Por fin se ha publicado el esperado informe Cass, que ha traído consigo una serie de detractores de lo que ellos llaman "ideología de género".

Además de la revisión provisional publicada por la Dra. Hilary Cass en 2022, el informe, encargado en 2020, hace varias recomendaciones sobre cómo deben estructurarse y gestionarse las clínicas para jóvenes trans.

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El informe es una mezcla de reformas integrales que tienen sentido (si se aplican correctamente), mientras que otras recomendaciones más controvertidas van de lo desconcertante a lo posiblemente malintencionado.

El informe Cass incluye una cabalgata de afirmaciones cuestionables, como que existen pruebas de una influencia hormonal "prenatal" en torno a los juguetes que eligen los niños y las niñas para jugar, así como que "durante muchos siglos las personas transgénero han sido predominantemente mujeres trans".

Las recomendaciones más razonables, incluida la separación de vías para niños prepúberes y adolescentes, y la implantación de centros regionales por encima de la clínica única que tenía Inglaterra, ya se han visto socavadas por la farsa que ha rodeado la apertura de los primeros nuevos centros este mes.

Se crea o no que Cass será un "momento decisivo", como esperaba el Secretario de Sanidad en la sombra, Wes Streeting, en su patética declaración sobre el informe, no hay duda de que muchos grupos "críticos con el género" lo ven como una afirmación de sus creencias antitrans.

En cualquier comentario, positivo o negativo, se puede ver a una serie de TERF alabando el informe y declarando que quienes dudan de su tono y sus conclusiones son activistas de los derechos de las personas trans "con el culo roto".

Lo más preocupante es que una de las principales conclusiones del informe, que afirmaba que prácticamente toda la investigación sobre salud trans es de "mala calidad", se ha utilizado para ignorar un simple hecho biológico y sociológico: que las personas trans existen.

Amnistía Internacional Reino Unido sostiene que el informe ya está siendo "utilizado como arma" por organizaciones y grupos mediáticos contrarios a la comunidad LGBTQ+, por lo que se ha llegado a la conclusión de que los TERF están utilizando el documento para afirmar que cualquiera que apoye a las personas trans está utilizando la "pseudociencia" para justificar un mito.

Esto es un completo disparate: Cass sólo comenta la investigación sobre la atención sanitaria a las personas trans, no a las personas trans en su conjunto. Pero una triste consecuencia del informe y de la cobertura mediática que lo rodea ha sido estigmatizar aún más a las personas trans y dar a los expertos antitrans argumentos para ignorar otras pruebas.

"Sin embargo, a pesar de todo esto, hay un hecho fundamental y totalmente inmutable que las TERF, los grupos "críticos con el género" y los fanáticos antitrans no pueden silenciar: las personas trans existimos. Yo existo como mujer trans, mis amigos existen como personas trans, hay miles de nosotros existiendo ahora mismo. Eso es todo lo que necesitas saber." Dentro de cientos de años, cuando el informe Cass sea una reliquia lejana de una época pasada, las personas trans seguiremos existiendo, como lo hemos hecho durante siglos, según señala el propio informe.

Dicho esto, la inevitabilidad de la existencia de las personas trans no debe ocultar los crecientes problemas sistémicos de hoy en día, desde la falta de acceso a la atención sanitaria hasta el virulento nivel de odio contra nosotras en estos momentos. Siempre debemos luchar por la progresión de los derechos humanos en la sociedad, independientemente de lo lejos que hayamos llegado.

Todavía está por ver si el Informe Cass ayudará o dificultará esa lucha (las pruebas preliminares no parecen buenas), así que hasta entonces, recuerda que los derechos de las personas trans siempre serán derechos humanos.