Los adolescentes están troleando encuestas sobre la juventud LGBT
TROLLS: muchos jóvenes están tratando de sesgar los resultados de encuestas LGBT. Los adolescentes están troleando encuestas sobre la juventud LGBT y sesgando los resultados.
Los académicos de todo el mundo pueden estar agitando los puños al aire, quejándose de los adolescentes de hoy en día. Un nuevo estudio en el American Journal of Public Health revela cómo los adolescentes están sesgando los resultados de una investigación LGBT al dar respuestas falsas.
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El autor del estudio Joseph R. Cimpian, profesor de economía de la Universidad de Nueva York, dice a The Daily Beast que se enteró por primera vez de este problema cuando se dio cuenta de que un porcentaje extrañamente alto de los encuestados informaron ser gays y ciegos.
"Lo que encontramos es que los niños 'gay' son mucho más propensos a ser ciegos y sordos y a tener tres o más hijos propios y todo tipo de cosas", explica. "Cuando miras estos datos, piensas, '¡Esto es ridículo!'"
Por otro lado, estos llamados "respondedores traviesos" también reportarían ser extremadamente altos y/o comer zanahorias cuatro o más veces al día.
"Claramente los chicos están jugando con nosotros", concluye Cimpian.
El profesor y sus colegas han estado utilizando el aprendizaje automático y las supercomputadoras para filtrar estadísticamente a los que respondieron de manera "traviesa", la mayoría de los cuales, como era de esperar, son adolescentes.
Los resultados de este proceso sugieren que la disparidad entre el uso excesivo de alcohol y drogas de los adolescentes heterosexuales y homosexuales "no es tan grande como se había sugerido anteriormente", informa Cimpian.
Pero el engaño no ha afectado las estadísticas sobre intimidación, depresión e ideas suicidas entre los adolescentes LGBT. "De hecho, muestra que [la disparidad de salud mental LGBT] es un hallazgo muy sólido", explicó Cimpian.
El tema de los "respondedores traviesos" es un gran problema, especialmente porque estas encuestas se han utilizado para dar forma a las políticas públicas, pero Cimpian observa que es difícil lograr que los adolescentes tomen en serio su papel en la investigación.
"Muchas veces, cuando hablo de esto con otros miembros del profesorado, dicen cosas como: 'Oh, yo hubiera sido el chico al que llamarías un respondedor travieso'", dice.
O, como escribe Samantha Allen, de The Daily Beast, "El encanto de representarse a sí misma como una adicta a la cocaína gay de 10.000 pies de altura que come zanahorias puede ser, para algunos jóvenes, demasiado grande para resistirse".
