Los peligros del beso negro gay
El beso negro o anilingus dentro del sexo gay no es lo que se dice una práctica nueva, sino un elemento clásico y casi necesario dentro de una relación en la que el sexo anal ocupa (y debe ocupar) un papel relevante.
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Correctamente realizado, no debe ser una práctica con riesgo de transmisión de ninguna enfermedad venérea (o no venérea) diferente a las habituales que se puedan transmitir por cualquier otra práctica.
¿Y cual es la clave que nos abra las puertas a esa realización 'correcta'? Pues, efectivamente, la que estarás pensando ya: Una higiene lo más completa posible.
Si uno se asegura de mantener un cuidado regulado de ano y recto, el beso negro puede y debe ser una práctica capaz de enriquecer toda relación sexual en una pareja gay, dentro de las precauciones habituales, naturalmente. Pero, eso sí, en caso contrario, las consecuencias pueden ser ni mucho menos tan agradables.
Al ser la zona que es, los riesgos se multiplican y aguardan amenazas en forma de bacterias, virus o parásitos. Unos desagradables personajes de la talla de la Hepatitis A, B & C, el Virus de Papiloma Humano (BPV), herpes, gonorrea... Y hasta contagio indirecto de Bacterias E. coli al receptor al pasar del ano al pene en el sexo oral.
Nuestro consejo, pues por una parte el habitual, toma todas las precauciones posibles y no seas tímido o cobarde a la hora de realizarte las pruebas pertinentes. Y, por otra y en particular en este caso, prestar especial atención a la higiene, no te cortes en preguntar en tu farmacia habitual por geles y productos especializados en limpieza anal, que para eso están.
Y, a partir de ahí, a disfrutar plenamente de una vida sexual gay sana, con el beso negro perfectamente integrado como un elemento tan trascendente como, (oh) placentero.