¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?

El Papa Francisco fue preguntado recientemente sobre su opinión acerca de la homosexualidad. Al parecer, respondió: "Esto [las leyes de todo el mundo que criminalizan a las personas LGBTQ+] no está bien. Las personas con tendencias homosexuales son hijos de Dios. Dios les ama. Dios les acompaña... condenar a una persona así es un pecado. Criminalizar a las personas con tendencias homosexuales es una injusticia.

No es la primera vez que el Papa Francisco se muestra como un líder progresista cuando se trata, entre otras cosas, de los católicos homosexuales.

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Es una postura que ha provocado la ira de algunos obispos de alto rango y católicos de a pie, tanto en el continente africano como en otras partes del mundo.

Algunos de estos católicos pueden argumentar que el enfoque del Papa Francisco sobre los asuntos LGBTQ+ es una mala interpretación de las Escrituras (o de la Biblia). Pero, ¿lo es?

Las Escrituras son especialmente importantes para los cristianos. Cuando los líderes de las iglesias se refieren a "la Biblia" o "las Escrituras", suelen querer decir "la Biblia tal como la entendemos a través de nuestras doctrinas teológicas". La Biblia siempre es interpretada por nuestras iglesias a través de sus particulares lentes teológicas.

Como biblista, sugeriría que los líderes eclesiásticos que utilizan sus culturas y su teología para excluir a los homosexuales no leen las Escrituras con atención. Por el contrario, permiten que sus temores patriarcales la distorsionen, buscando en la Biblia textos de prueba que apoyen actitudes de exclusión.

Hay varios ejemplos en la Biblia que subrayan mi punto de vista.

Amor a Dios y al prójimo

El Evangelio de Marcos, que se encuentra en el Nuevo Testamento, registra que Jesús entró en el templo de Jerusalén en tres ocasiones. En primer lugar, lo visitó brevemente y "miró todo a su alrededor" (11:11).

En la segunda visita actuó, expulsando "a los que compraban y vendían en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían palomas" (11:15). Jesús se dirigió específicamente contra los que explotaban a los más pobres que acudían al templo.

En su tercera visita, Jesús pasó bastante tiempo en el templo (11:27-13:2). Conoció a todos los dirigentes del templo, incluidos los sumos sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos. Cada uno de estos sectores dirigentes utilizaba su interpretación de las Escrituras para excluir en lugar de incluir.

La "gente corriente" (11:32 y 12:12) reconoció que Jesús proclamaba un evangelio de inclusión. Le abrazaron con entusiasmo mientras caminaba por el templo.

En Marcos 12:24, Jesús se dirige a los saduceos, que eran los sumos sacerdotes tradicionales del antiguo Israel y desempeñaban un papel importante en el templo. Entre los que se enfrentaron a Jesús, representaban al grupo que mantenía una postura teológica conservadora y utilizaba su interpretación de las Escrituras para excluir. Jesús les dijo: "¿No es esta la razón por la que estáis equivocados, que no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios?".

Jesús reconoció que optaron por interpretar las Escrituras de un modo que impedía entenderlas de formas no tradicionales. De este modo, limitaban el poder de Dios para que fuera diferente de la forma tradicional de entenderlo. Jesús decía que Dios se negaba a ser propiedad exclusiva de los saduceos. La gente corriente que seguía a Jesús entendía que él representaba una comprensión diferente de Dios.

Este mensaje de inclusión queda aún más claro cuando Jesús se enfrenta más tarde a un solo escriba (12:28). En respuesta a la pregunta del escriba sobre las leyes más importantes, Jesús resume la ética teológica de su evangelio: amor a Dios y amor al prójimo (12:29-31).

Inclusión, no exclusión

Los que quieren excluir a los homosexuales del reino de Dios prefieren ignorar a Jesús y recurrir al Antiguo Testamento, especialmente a Génesis 19, donde se narra la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra. Su interpretación de la historia es que se trata de la homosexualidad. No es así. Se refiere a la hospitalidad.

La historia comienza en Génesis 18, cuando tres visitantes (Dios y dos ángeles, que aparecían como "hombres") se presentaron ante Abraham, patriarca hebreo. ¿Qué hicieron Abraham y su esposa Sara? Ofrecieron hospitalidad.

Los dos ángeles dejaron entonces a Abraham y al Señor y viajaron a Sodoma (19:1), donde se encontraron con Lot, sobrino de Abraham. ¿Qué hizo Lot? Ofreció hospitalidad. Los dos incidentes de hospitalidad se explican exactamente en el mismo lenguaje.

Los "hombres de Sodoma" (19:4), como los describe la Biblia, no ofrecieron la misma hospitalidad a estos ángeles disfrazados. En su lugar, trataron de humillarlos (y a Lot (19:9)) amenazándolos con violarlos. Sabemos que eran heterosexuales porque Lot, en un intento de protegerse a sí mismo y a sus invitados, les ofreció a sus hijas vírgenes (19:8).

La violación heterosexual de hombres por hombres es un acto común de humillación. Se trata de una forma extrema de inhospitalidad. La historia contrasta la hospitalidad extrema (Abraham y Lot) con la inhospitalidad extrema de los hombres de Sodoma. Es una historia de inclusión, no de exclusión. Abraham y Lot incluyeron a los extranjeros; los hombres de Sodoma los excluyeron.

Vestidos de Cristo

Cuando se enfrentan al evangelio inclusivo de Jesús y a una lectura cuidadosa de la historia de Sodoma como una historia sobre la hospitalidad, los que rechazan el enfoque del Papa Francisco probablemente saltarán a otras Escrituras. ¿Por qué? Porque tienen una agenda patriarcal y están buscando cualquier Escritura que pueda apoyar su posición.

Pero las otras Escrituras que utilizan también requieren una lectura cuidadosa. Levítico 18:22 y 20:13, por ejemplo, no tratan de la "homosexualidad" tal y como la entendemos ahora, como la relación afectuosa, amorosa y sexual entre personas del mismo sexo. Estos textos tratan de relaciones que traspasan las fronteras de la pureza (entre limpios e impuros) y la etnia (israelitas y cananeos).

En Gálatas 3:28 del Nuevo Testamento, el apóstol Pablo anhela una comunidad cristiana en la que "ya no haya judío ni griego; no haya esclavo ni libre; no haya varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús."

Pablo construyó su argumento teológico sobre la distinción judío-griego, pero luego lo extendió a la distinción sin esclavos y a la distinción hombre-mujer. Los cristianos -no importa a qué iglesia pertenezcan- deberían seguir a Pablo y extenderlo a la distinción heterosexual-homosexual.

Todos estamos "revestidos de Cristo" (3:27): Dios sólo ve a Cristo, no nuestras diferentes sexualidades.