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Reseña de Richard II: Jonathan Bailey se destaca en el clásico de Shakespeare

RICARDO II ESTÁ EN EL BRIDGE THEATRE DE LONDRES HASTA EL 10 DE MAYO.

Reseña de Richard II: Jonathan Bailey se destaca en el clásico de Shakespeare

El encanto que emana en su papel como el soltero disponible Fiyero en Wicked y el ex soltero Lord Anthony Bridgerton en Bridgerton, el último lugar donde esperaba que Jonathan Bailey reclamara un papel en una comedia romántica de verano era en Richard II; una obra de Shakespeare sobre la caída de un rey tiránico del siglo XIV.

Y sin embargo, aquí estamos. No estoy seguro de cómo llegamos aquí; el personaje titular en la primera de las tetralogías de Shakespeare (seguido de las que relatan la historia de sus sucesores, Enrique IV, Parte 1; Enrique IV, Parte 2; y Enrique V), difícilmente se presta al arquetípico protagonista de comedia romántica que han interpretado Richard Geres y Ryan Goslings.

Ricardo, con todos los derechos divinos de ser rey, pero sin las cualidades presidenciales, es un monarca petulante, casi infantil, mercurial en su toma de decisiones y despojado de compasión e integridad. Mientras que no tiene las aptitudes naturales requeridas de un rey, su primo Henry Bullingbrook, Duque de Hereford (Royce Pierreson de The Witcher) es impulsivo y aparentemente hecho para gobernar. Aunque hay muchas otras –quizás demasiadas– piezas en este tablero, Ricardo y Bullingbrook son los principales jugadores, y Ricardo II es esencialmente una lucha por el poder al estilo de Succession, con un giro más mortal.

Jonathan Bailey como Ricardo II.

Como Ricardo, Jonathan Bailey se desplaza rápidamente entre el encanto travieso y la rabia apoplética, una presencia escénica dominante afinada por sus años de trabajo teatral antes de su aparición en Bridgerton. Cuando se dirige al balcón del Bridge Theatre para la fatídica reunión entre los dos primos, Ricardo escupe con furia a través de su discurso; los miembros de la audiencia en las filas de abajo se estiraban para verlo en acción en vivo –a pesar de que estaba siendo transmitido en pantallas de televisión alrededor de la sala.

Volviendo a la revelación de la comedia romántica. Bailey es un hombre magnético en el papel principal, y aunque sus personajes tomen decisiones peligrosas –al estilo de Edward en Pretty Woman, o Noah en The Notebook– no podemos evitar desear en silencio que le vaya bien, suspirando por el camino. El Ricardo II de Bailey se asemeja a un villano de pantomima (cuando se sirve un racimo de uvas en la cama del hospital donde su tío John de Gaunt acaba de morir, me quedé atónito), pero eso no significa que no queramos ser arrastrados a su caos.

Fue una grata sorpresa ver que la versión de Nicholas Hytner del rey egregio también tiene un toque ligeramente afeminado. Las cosas se vuelven bastante homoeróticas desde el principio cuando, con un brillo en sus ojos y el espíritu del Demon Twink poseyéndolo, Ricardo ordena a Bullingbrook y al Duque de Norfolk, Thomas Mowbray (Phoenix Di Sebastiani de Top Boy) que aborden sus diferencias con una pelea sudorosa y sin camisetas. A partir de ahí, su exageración es tan evidente que hay momentos de risitas entre el público incluso cuando probablemente no deberían serlo.

Hay más en Ricardo II de Hytner que el poder estelar de un solo hombre; como Bullingbrook, pronto rey Enrique, Pierreson es severo pero cautivador. La escenografía es versátil, con el tiempo desplegándose a través de accesorios incorporados, superpuestos unos sobre otros como en un parque infantil. El guion tiene un toque moderno, evidenciado en la inclinación de Ricardo por la cocaína y el vestuario del elenco, que cambia las túnicas por sudaderas y trajes de negro azabache.

Hay algunos puntos que quedan por abordar, uno irónicamente siendo la actuación de Bailey, que es tan luminosa que el resto del elenco, excepto Pierreson, no tiene un momento adecuado para brillar. Además, está lo obvio, con Ricardo II siendo una de las obras más complejas y desordenadas de Shakespeare. Probablemente no sea para los inicuos. Ven por Bailey, y quédate por, bueno, Bailey.

Ricardo II está en el Bridge Theatre de Londres hasta el 10 de mayo.

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