Stephen Fry se sincera sobre el aterrador ataque hom贸fobo de un furioso skinhead
Stephen Fry ha recordado un aterrador ataque homófobo por parte de un "furioso cabeza rapada" en un partido de fútbol, que le dejó "temblando".
Fry, de 64 años, recordó el incidente, que tuvo lugar en un partido de la FA Cup en el estadio londinense de Wembley, en el podcast Out To Lunch del crítico gastronómico Jay Rayner.
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Dijo: "Recuerdo que una vez fui a la Copa de la FA en Wembley y, mientras entraba, había una cara furiosa que se asomó de repente delante de mí.
"Era un cabeza rapada y [dijo]: 'Eres un puto p***, te voy a pillar'".
Fry respondió con un simple "así es, querida", pero la situación se agravó.
"Se volvió loco y venía hacia mí, y su amigo empezó a tirar de él hacia atrás, y entonces otras personas le dijeron: "Vete, vete, vete"", dijo.
"Y me di cuenta de que esa persona, sus ojos estaban genuinamente llenos de odio, y que con gusto me habría dado una paliza y me habría pisado la cabeza, y eso es un shock".
Fry dijo que se quedó "temblando durante horas después", y que siente que no estaba preparado porque ese tipo de homofobia descarada es una rareza para él.
"Fue inocente y patético por mi parte, porque mucha gente vive con ese miedo a la violencia física mucho más cerca toda su vida", dijo.
"Es tan raro para mí que realmente fue un shock".
Stephen Fry "odiaba" el ambiente gay en el Londres de los años 80
El actor, comediante y escritor también habló del periodo de su vida en el que tomó la decisión de permanecer célibe.
Esta época coincidió con el inicio de la crisis del sida en Londres. Aunque cree que su periodo de celibato le permitió "esquivar" el virus, Stephen Fry dijo que su decisión no se debió a un "miedo al sida".
Dijo: "Me dediqué a trabajar y no me interesaba tener pareja, no por el sida, sino por el miedo a ese ambiente [gay], y porque no me gustaba, y porque me sentía inadecuado sexual y físicamente".
"Odiaba entrar en los clubes gay", explicó.
"Odiaba que me miraran fijamente, que esos ojos te recorrieran de arriba a abajo cuando entrabas y luego se volvieran con evidente desprecio y falta de interés.
"No soportaba la música alta y los bailes en lugares como el Heaven y sitios así... Sólo se trataba de la apariencia, me hacía muy infeliz".
