Una boda homosexual rechazada por el due帽o del lugar de celebraci贸n
El propietario de un café Australia, supuestamente le dijo a una pareja interracial de lesbianas que se fueran y "no volvieran nunca más".
La pareja de lesbianas, habían organizado esa misma tarde un recorrido para elegir el lugar ideal en el que su día especial ocurriría. Ambas trabajaban en largos turnos y estaban dispuestas a pagar un gran dinero por el local que ellas consideraran perfecto, además de que se amoldara a los duros horarios de ambas.
La pareja de lesbianas ya caminando, decidieron entrar en una coqueta y acogedora cafetería, la cual, les parecía un lugar idóneo para su boda.
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Caminaron tomadas de la mano, encontraron una mesa y pidieron un café. La mitad de la pareja dijo: "Le dijimos a cuatro camareros diferentes que queríamos pedir comida después del café".
Pero tan pronto como comenzaron a beber sus cafés, se les dio una factura por instrucción de un hombre mayor que ellos presumían que era el dueño.
El dueño del café le dice a la pareja de lesbianas interraciales que "no vuelvan nunca".
Cuando le preguntaron si necesitaba que le devolvieran la mesa por alguna razón, respondió: "¡Quiero que terminéis y os vayáis!"
Confundidas, se fueron, pero pronto fueron seguidos por un funcionario que quería que pagaran los cafés. Una de las mujeres dijo que no iban a pagar, y volvió a entrar para hablar con el dueño.
Insistió: "Quiero que nunca más volváis aquí".
La pareja dijo que tomarán medidas legales contra la cafetería bajo la Ley Antidiscriminación a través de la Comisión de Derechos Humanos de la ciudad.
Entre otras características protegidas, la ley prohíbe la discriminación basada en la orientación sexual o la raza en el suministro de bienes y servicios.
Un periodista de la zona dijo: "Me sorprende en este momento en que las empresas están luchando por la costumbre que cualquier propietario de un negocio demuestre ser tan mezquino que rechace a los clientes porque es homofóbico o racista y peor aún, ambos.
"Es hora de que los dueños de negocios aprendan que ya no es aceptable tratar a la gente de esta manera."
"Felicito a las dos mujeres por ponerse de pie y decir 'ya es suficiente'.
"Sus derechos deben ser reconocidos y respetados como cualquier otro cliente que sólo quiere un café y un almuerzo."
En conclusión, ambas mujeres ya no solo se llevaron el susto de que un hombre homofóbico las asutara, si no que también, se desmoronaron sus primeras impresiones respecto a la dulce e indefensa cafetería que al parecer, "tenía un estilo que trasnmitía muy buenas energías" pero al parecer lo único que transmitieron fue una denuncia por anteponerse a los derechos humanos.