Una lesbiana arriesga su vida y huye de una boda forzada en Afganistán
Rabia tenía sólo 15 años cuando se comprometió con un oficial talibán contra su voluntad en un pequeño pueblo de Afganistán.
A sus 22 años, Rabia ha huido de Afganistán y ha conseguido alejarse del hombre que convirtió su adolescencia en un infierno. Vive temporalmente en Pakistán, pero tiene la esperanza de poder solicitar asilo en Canadá o en el Reino Unido para poder construirse una vida.
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Como tantas otras, Rabia no tuvo más remedio que huir cuando los talibanes tomaron el poder. Es lesbiana, lo que la convierte en una amenaza para el régimen talibán. Para empeorar las cosas, sabía que el hombre con el que estaba comprometida cuando era adolescente seguía intentando localizarla.
Por eso, ella y una amiga, otra lesbiana, decidieron viajar a la frontera entre Afganistán y Pakistán.
"Tuvimos muchos problemas porque los talibanes nos pararon en el camino varias veces", cuenta Rabia.
Afortunadamente, Rabia y su amiga consiguieron entrar en Pakistán con la ayuda de un periodista que abogó por ellas en la frontera, pero ella desearía no haber tenido que salir nunca.
"Antes de los talibanes, teníamos la oportunidad de trabajar, de estudiar, de tener un empleo", dice Rabia, "teníamos oportunidades, y yo era estudiante en una universidad". La vida distaba de ser perfecta: Rabia tenía que ocultar su identidad y no podía vivir abiertamente como lesbiana. Pero una vez que los talibanes tomaron el control, las cosas empeoraron mucho.
"Tras la llegada de los talibanes, todo cambió. No pude ir más a la universidad, ni a mi trabajo", cuenta, "me llamaron del trabajo y me dijeron que no puedes venir más porque estás despedida. No sé por qué".
En las semanas siguientes, Rabia cambió de lugar varias veces por miedo a que su ex prometido la localizara. No quería vivir con su familia porque temía que eso pusiera en peligro sus vidas.
El padre de Rabia fue obligado a aceptar el compromiso por un oficial talibán en Afganistán
Todavía recuerda con claridad lo que fue ser una adolescente y verse obligada a comprometerse contra su voluntad con un hombre con el que no quería casarse.
"Era un miembro de la seguridad, en la época en que los talibanes no controlaban Afganistán y no tenían ningún papel ni derecho a estar en el país", dice Rabia, "y obligaron a mi padre a comprometerse. Le dijeron a mi padre: si Rabia no acepta esto, iremos a por tu otra chica, mi hermana. No quería que hicieran daño a mi hermana porque es muy sensible. Tuve que hacerlo porque no tenía ninguna opción. Afortunadamente encontré la manera de escapar de él".
Rabia se alejó de su prometido después de seis meses. Pudo ponerse en contacto con una mujer de Kabul que se dedicaba a ayudar a las jóvenes a llegar a la ciudad donde podían estudiar y trabajar. Rabia pasó un tiempo en una casa de seguridad en la ciudad, y más tarde se mudó con una familia con sede en Kabul.
Fue allí donde Rabia empezó por fin a aceptar su sexualidad.
"Mi novia, era su hija", dice Rabia, "y me encontré a mí misma cuando vivía con ellos. Creo que tenía 16 o 17 años cuando sentí algo en mí y descubrí que tenía un sentimiento por ella, que tenía algo diferente. Intenté hacérselo saber y, afortunadamente, ella sintió lo mismo por mí y se lo propuse y me aceptó".
Aunque Rabia y su novia pudieron tener una relación, tuvieron que mantenerla en secreto. La familia de su novia no era gente abierta. Lamentablemente, la familia se trasladó más tarde a Irán, por lo que su relación llegó a su fin.
Vivir en Kabul le dio a Rabia la oportunidad de conocer a otra lesbiana y de enamorarse, pero también de ir a la universidad. Trágicamente, no pudo terminar su carrera: estaba a punto de terminar sus estudios cuando los talibanes tomaron el control.
Rabia quiere llegar a otro país donde pueda empezar de nuevo
Temiendo por su vida y sabiendo que no podía seguir buscando un futuro en Afganistán, Rabia decidió que tenía que salir. Ella y una amiga lesbiana que conoció en el piso franco de Kabul hace tantos años, partieron a pie para alejarse de los talibanes.
"Es bueno ser lo que eres con la gente que puede entenderte, con la gente que puede conocerte, puede entender tus sentimientos y tu identidad", dice Rabia, "es una sensación hermosa que no tenía antes. Ahora estoy con ella en Pakistán y estamos en contacto con otra chica en Islamabad.
"Mis sueños y mi deseo son llegar a un país seguro y vivir como lo que es mi identidad. Desde la infancia, mi mayor sueño es convertirme en astronauta. Quiero llegar a otro país seguro y empezar de nuevo".
Rabia se siente más segura ahora que ha salido de Afganistán: sabe que está lejos de su ex prometido. Está segura de que le habría hecho daño si hubiera podido localizarla antes de que saliera del país.
Pero su lucha por la libertad aún no se ha ganado. Las lesbianas no son aceptadas en Pakistán, donde ella reside actualmente. Ella y su amiga lesbiana se quedan en casa y no salen a menos que sea necesario.
Como tantas otras afganas, Rabia debe ahora esperar a ver si alguno de los países donde puede vivir abiertamente como lesbiana le da la oportunidad de volver a empezar.
"Quiero dar lo mejor de mí para mi futuro porque sé y creo que puedo hacerlo. Hasta que no alcance mis sueños no quiero parar".
1 Comentarios
Andy
Mayo 9, 2024, 2:31 a.m.
¡Muy bien Rabia! Es muy triste y lamentable lo que tuviste que pasar en Afganistán. Espero que tú y tu amiga puedan salir sanas y salvas. Mientras vivan en un país islámico, no estarán bien seguras.