Cómo salir del armario como no binaria me ayudó a darme cuenta de que era lesbiana

No hay una sola cosa que haga que alguien se dé cuenta de que es lesbiana, pero nunca habría pensado que para mí habría sido cuando descubrí que era no binaria.

Cuando era pequeña, nunca tuve enamoramientos. Siempre fui la más rotundamente antiromántica. No era algo con lo que me relacionara y, en realidad, los gatos, los juegos de mesa y la música me interesaban mucho más. Me pasaba las pausas para comer hablando de la escuela y jugando al ajedrez, haciendo todo lo posible por evitar cualquier conversación sobre quién quería salir con quién.

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Como el confinamiento de la pandemia me ayudo a salir del armario

Durante un par de años, sin embargo, parecía que cada vez que hablaba con un chico de mi clase, se asumía inmediatamente que estaba interesada en salir con él. Y durante un tiempo llegué a creerlo, que mi deseo de amistad de cualquier nivel de profundidad tenía que significar un interés romántico.

Los mundos de las relaciones platónicas y románticas se arremolinaban en mi cerebro mientras intentaba interpretar mis propios sentimientos, a veces quedando atrapada en el embrollo de todo ello. En una o dos ocasiones, llegué a ser etiquetada como "novia" de alguien, y en cuanto eso ocurría, me sentía mal y rompía inmediatamente la relación.

Cuando me topé con el término "asexual" en la escuela secundaria, supe inmediatamente que era una palabra que resonaba conmigo. Leí en Internet las experiencias de otras personas asexuales y sentí algo en común, un sentimiento de comunidad. Pronto encontré memes de pan de ajo y pasteles por todas partes, y me sentí cómoda y segura de mí misma.

Salir del armario como asexual puso fin, por suerte, a las discusiones sobre con quién querría salir, aunque sí dio lugar a incómodas conversaciones con parientes sobre si me casaría o tendría una familia (algo especialmente incómodo para alguien que ostenta el papel familiar de "hija mayor").

Después del instituto, fui a la universidad en Estados Unidos. Aunque en la escuela secundaria conocí a algunas personas LGBTQ+, y puede que incluso se asumiera que era "gay" por mi ropa y peinados andróginos, durante mi licenciatura conocí a un grupo diverso de personas, que abarcaban una amplia gama del espectro LGBTQ+.

Una vez en este entorno que me pareció más seguro e inclusivo, me encontré mirando atrás a mis años de secundaria con una perspectiva diferente. Estaba bastante segura de que no me había sentido atraída románticamente por ninguno de los chicos de los que logré convencerme, pero algunas amistades íntimas con chicas me vinieron a la mente desde una nueva perspectiva. Me sentía seguro de ser asexual, pero ¿quizás algunas de esas amistades femeninas estaban un poco más cerca del interés romántico de lo que pensaba?

Inspirada por mi corazonada de que tal vez podría ser lesbiana, y entendiendo la palabra como "mujer atraída por mujeres", recurrí a las redes sociales. Encontré cuentas de Instagram de "lesbianas estéticas" y parejas sáficas que hablaban de sus experiencias en YouTube. Quería sentirme identificada, pero me di cuenta de que no podía. Fue entonces cuando descubrí que no era binaria.

Siempre había intentado presentarme como andrógina, y tenía divertidas sensaciones de alegría, que ahora sé que eran euforia de género, por unas cuantas fotos mías en las que aparecía especialmente ambigua de género. Estar rodeada de otras personas no binarias y conocer sus experiencias me ayudó a reflexionar sobre las mías, y a darme cuenta de esta pieza que me faltaba. También descubrí que había personas no binarias que, como yo, no se sentían atraídas por los hombres y se identificaban con la etiqueta de lesbiana.

Aunque no nos ajustábamos a la definición de mujer, nuestro rechazo a la feminidad tal y como la asigna una sociedad en la que se espera que las mujeres salgan con hombres, en realidad teníamos mucho en común con las lesbianas cisgénero.

Finalmente, todas las piezas encajaron. Pude asumir las nuevas etiquetas de no binaria y lesbiana, y aferrarme a la etiqueta de asexual. Era libre de imaginar el amor y las relaciones como quisiera. Puede que no soñara con ser la esposa o la novia de alguien, pero podía reconocer mis sentimientos con mucha más libertad. Aunque todavía no soy demasiado romántico, disfruto estando con mi novia actual como su pareja, y sintiéndome libre de ser yo mismo en todo lo que ello significa

Al rechazar la feminidad que se me asignó y elegir mi propio camino como no binaria y asexual, he encontrado mi camino hacia la comunidad lésbica, ya que todos encontramos juntos nuestros propios caminos en este mundo heteronormativo.