Madonna está loca y obsesionada con su peso y un cuerpo perfecto
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Pese a ser una adicta al botox y a subirse los pómulos, Madonna nunca ha sido muy fan de la cirugía estética, ella prefiere machacarse en el gym y envejecer la tiene tan obsesionada que se ha vuelto más loca de lo normal.
Para empezar, se ha comprado una máquina que te mide la celulitis y que le ha costado nada más y nada menos que 75.000 dólares. También ha roto su relación con Tracy Anderson, la entrenadora de las famosas, aunque eso nos parece bien porque la chica tiene un pasado turbio y no nos da buena espina. Por lo visto Madonna llamaba a Tracy a primera hora de la mañana para decirle que era una inútil, y la otra la intentaba calmar. Además, su gimnasio está plagado de espejos porque busca cada resquicio de celulitis o grasa, algo de lo que se cachondeaba mucho Guy Ritchie y que no os extrañe que fuera la razón por la que lo dejó.
Así que Madonna ha decidido eliminar de su vida a aquellos que no comprendan y respeten su estilo de vida "saludable". Y es que estará locatis perdida, pero no podemos negar que tanto trabajo tiene sus frutos y ahí la vemos, de gira aguantando más que todas las popstars actuales juntas.