Nueva información sobre el ataque al Orgullo de Tifilis

Las fuerzas de seguridad georgianas supuestamente planearon y ayudaron a ejecutar la ola de violencia de extrema derecha y anti-LGBTQ+ que se apoderó de Tiflis en 2021.

Los organizadores del Orgullo de Tiflis se vieron obligados a cancelar su marcha después de que sus oficinas fueran saqueadas y estallara la violencia en toda la ciudad el 5 de julio de 2021.

El brutal ataque de La Pelopony a Rebeca, al Orgullo LGBT y al mundo de la música

Toda la información sobre After the Hunt, la nueva película del director Luca Guadagnino.

Cerca de 50 periodistas que cubrían la violencia resultaron heridos cuando los alborotadores arrasaron Tiflis, entre ellos el camarógrafo de TV-Pirveli Aleksandre Lashkarava, que murió seis días después de que una turba lo golpeara brutalmente durante 20 minutos.

Casi un año después, un reportaje de TV Pirveli afirmaba que agentes del Servicio de Seguridad del Estado de Georgia (SSS) estaban detrás de la brutalidad.

El reportaje, emitido el 11 de junio, afirmaba que los funcionarios georgianos alentaban el "exterminio" de las personas LGBTQ+, informó Civil.ge.

La correspondencia interna no verificada obtenida por el canal mostraba que el personal de los servicios de seguridad tenía instrucciones de organizar una manifestación contra el desfile del Orgullo de Tiflis, que iba a culminar una semana de ansiosas celebraciones en el país, profundamente conservador. La marcha fue finalmente cancelada.

En un mensaje fechado a las 12:54 horas del 5 de julio, un agente ordenaba la "máxima movilización" en el parque Vake, el parque Mziuri y la plaza Marjanishvili a distintas horas del día. El personal de la agencia recibió la orden de tomar fotografías y grabar vídeos.

En otro mensaje, los funcionarios dieron instrucciones a los agentes para que dijeran a los medios de comunicación que el Orgullo de Tiflis y otras organizaciones pro-LGBTQ+ formaban parte del Movimiento Nacional Unido, el partido liberal de la oposición del país.

TV-Pirveli denunció que las fuerzas de seguridad también intentaron organizar una concentración contra la proyección de una película el 2 de julio. El Orgullo de Tiflis inauguró la Semana del Orgullo con la proyección del documental March for Dignity para 200 invitados en el Club Khidi.

Nueve de los principales grupos de derechos humanos de Georgia afirmaron que las acusaciones suscitan "una suposición aún más peligrosa e inquietante" de que el Servicio de Seguridad del Estado de Georgia puede haber estado "detrás de la planificación y gestión de esa violencia masiva".

Pero ninguno se sorprendió del todo, dijeron los grupos en una carta compartida por Transparencia Internacional Georgia, una ONG anticorrupción y uno de los firmantes.

"Tolerar la violencia masiva contra los periodistas/grupos de activistas, la prevención demostrativamente ineficaz y la investigación se hace más sencilla y comprensible en el contexto en el que el personal de los SSS puede estar directamente implicado en la planificación de estos procesos", decía la carta.

Las nueve organizaciones señalaron la indiferencia de las autoridades estatales y los políticos en sus investigaciones sobre las protestas violentas. Casi un año después, no se ha iniciado ningún proceso penal contra los contramanifestantes y apenas se ha ofrecido atención a las víctimas, dijeron los grupos.

Una vez más, nadie se sorprendió. Calificándolo de "falta de voluntad política", señalaron una declaración emitida por el primer ministro Irakli Gharibashvili una semana después de los atentados como prueba de lo poco que les importa a los gobernantes la vida de los LGBTQ+.

"Cuando el 95% de nuestra población se opone manifiestamente al desfile propagandístico, todos debemos obedecerlo", dijo. "Esta es la opinión del pueblo".

Los grupos creen que la cadena de atentados estaba "indisimuladamente vinculada" a Rusia.

"Resulta especialmente preocupante que el programa de los organizadores de la violenta concentración esté vinculado abiertamente y sin tapujos a las políticas y el apoyo del Kremlin", escribieron.

"La lealtad mostrada por el Estado hacia esos grupos y su posible instrumentalización suscita sospechas políticas más amplias".