Rihanna arrasa en Barcelona con su espectáculo low cost
RIHANNA en BARCELONA: así ha sido su concierto más DIFERENTE.
Rihanna ha vuelto a España, concretamente a Barcelona y, desde luego, no ha dejado a nadie indiferente. Porque igual que pasa con su disco 'ANTI', lo que nos encontramos en su directo está muy lejos de las grandes exposiciones visuales de sus últimos tours.
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Ha tenido que ser el disco más cocinado, el que más se ha hecho esperar (3 años, que en años de Rihanna son muchos) para que nos traiga un show que podemos resumir en low cost pero a la vez muy efectivo. De Rihanna no esperamos la espectacularidad de Madonna o de Katy Perry. Rihanna es actitud, miradas, palabras y desde luego si el escenario le ha costado cuatro duros cambiará en poco la percepción de los fans, que son los que pagan dinero.
Madonna nos ha malacostumbrado a encontrarnos un parque de atracciones en cada estadio y lo de Rihanna, al lado, se queda en un parque hinchable (literal). Vayamos por partes:
- Rihanna aparece entre la multitud, saliendo debajo del BAR (todo muy bucólico) del Palau Sant Jordi. Se sube a un escenario improvisado encima de la mesa de sonido y allí arranca con 'Stay' frente a un Palau que no llenó, pero casi casi.
- Después se subió a una pasarela transparente colgante que emocionó a los fans que la tenían debajo, y ahí terminaron los "gimmicks" o cualquier tipo de truco que llame la atención y nos dé fotos para el recuerdo.
El setlist fue lo mejor del concierto: RiRi se ha dado cuenta que tiene muchos hits y que el formato max mix de 1 hora y 15 minutos es lo ideal para sus fans. Ninguna canción supera los 2 minutos, y el formato tampoco cambiaba: Estrofa+ estribillo + puente + estribillo. Excepto por las colaboraciones con raperos a la 'Run This Town', 'All of the Lights' 'Live Your Life', que se quedaban en apenas un estribillo. Todo rápido, muy fast food, pero daba igual, porque te daba lo que querías.
La chica promocionó 'ANTI' como si no hubiera un mañana y nos demostró que en directo el disco gana fuerza y ella, confianza. Se nota que el disco está pensado para ser interpretado en directo y son esas las canciones que menos deja al público. Porque con los hits de siempre es algo casi escandaloso. Aún estamos esperando a que cante un solo agudo de toda su discografía en directo.
El escenario merece mención aparte porque es un cúmulo de ideas sin sentido y casi peligrosas: un gran cuadro blanco con plataformas que suben y bajan con los músicos, las coristas y los bailarines (muy pocos estos últimos, también algo a lo que nos han malacostumbrado el resto de pop stars). El escenario era un quiero y no puedo de pequeños detalles con potencial pero que no funcionan bien: luces haciendo formas, elementos hinchables que no sirven de nada y el colofón de la fiesta: una cortina que escupe espuma. El momento final con 'Kiss It Better' y el batería completamente hundido en la espuma mientras toca nos llegó al corazón.
Sea como sea, Rihanna volvió loco al público. Otra cosa es lo que ellos digan cuando salgan del palau y analicen lo cutre de la puesta en escena. Pero RiRi le puso ganas, y teniendo en cuenta su carácter, es algo a celebrar. Para la próxima, eso sí, apuesta por una puesta en escena diferente pero mucho más atractiva y que enganche.