Young Soul Rebels (1991): El drama gay que revolucion贸 la representaci贸n de los homosexuales negros
Desde Lenguas desatadas hasta Moonlight, el cine negro queer ha tenido una larga historia. Pero en el Reino Unido, esa historia no comenzó hasta principios de la década de 1990.
Podría decirse que empezó con Young Soul Rebels, dirigida por Isaac Julien en 1991, un reverente thriller de misterio ambientado en 1977. Sigue a Chris, interpretado por Valentine Nonyela, y Caz (Mo Sesay), dos disc-jockeys que intentan averiguar quién asesinó a su amigo.
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A medida que la pareja de punks maricas se acerca a la verdad, navegan y se enfrentan al racismo, la homofobia y la división de clases de la Gran Bretaña de los 70 a través de los ojos de lo que la película llama el "crisol de grupos marginales" de la comunidad LGBTQ+ de Londres.
Estrenada en el Festival de Cannes con críticas mediocres, se convirtió rápidamente en un clásico de culto entre las películas underground LGBTQ+ de antes de la década de 2000.
Julien, que creció y vivió la escena queer de los años 70 en el este de Londres, describió la película al BFI como algo que "intenta abordar una serie de cuestiones que la gente preferiría esconder bajo la alfombra".
Añadió que Young Soul Rebels, ambientada en los últimos años del gobierno del primer ministro laborista James Callaghan -antes de que Margaret Thatcher llegara al poder-, fue "una época en la que las cuestiones de identidad nacional pasaron al primer plano de la conciencia británica" debido a las bodas de plata de Isabel II.
"Yo era un chico soul en aquella época y Nadine Marsh-Edwards, la productora, era una chica soul", dijo. "Nos interesaba 1977 como el momento de la cultura negra británica en el que se vio cómo el estilo negro se convertía en una fuerza social, una especie de resistencia a través del estilo".
Al menos, según Peter Bradshaw, de The Guardian, que en su crítica del año pasado, cuando se reestrenó la película, afirmó que el "mensaje humano" de la película trataba de la coexistencia.
"La música soul de Chris y Caz lucha su esquina en un mundo de reggae, disco y punk y el mensaje humano de la película es que estos tipos de música podían coexistir y de hecho lo hicieron", escribió. "Su coexistencia fue una lección de vida".
Aunque el estilo intrínsecamente único y cautivador de la película se mezcla bien con la sustancia de su mensaje, Bradshaw la consideró menos un thriller de lo que quizá Julien había previsto, debido a la "caricatura" que "a menudo se cuela en el cine británico".
William Thomas, de Empire, no estaba tan seguro en una crítica del año 2000, en la que decía que la película era "sin duda un esfuerzo audaz y con estilo... pero en última instancia sufre por intentar decir demasiadas cosas demasiado rápido a demasiada gente".
Pero añadió: "Como pieza de antropología contemporánea, seguro que es mejor que ver a [John] Travolta bailando como un loco en Fiebre del sábado noche".
Independientemente del legado de la película, su posición en la historia es sin duda significativa, ya que dio paso a una nueva era del cine y los medios de comunicación negros en el Reino Unido que sigue en auge.
